El baloncesto es una auténtica montaña rusa de emociones. Un
aficionado puede pasar por todos los estados de ánimo existentes durante una
temporada. Desde el odio más absoluto al amor más incondicional posible claro
está, dependiendo de los resultados existentes. Personalmente yo espero a que
termine la temporada para mostrar mis sentimientos y es que uno ya se va
haciendo muy mayor y tiene que ir vigilando los pequeños sustos que puede darte
la pelotita naranja. Pero la temporada 22/23 en el Real Madrid iba a ser muy
dura. Se acabó la etapa de Pablo Laso en el equipo blanco y comenzaba otra con
un entrenador llamado Chus Mateo que ha estado detrás de los focos los últimos
ocho años. Digo “un entrenador llamado” porque tengo la sensación de que, si el
entrenador se llamase (insertar el que queráis) el aficionado madridista le
hubiese estado exigiendo y pidiendo explicaciones y autenticas locuras
deportivas para enfriar el enfado contra el culpable de que Pablo Laso no
siguiese en el club el pasado verano. Pero muchas – demasiadas – veces, el
aficionado ninguneaba el trabajo de su nuevo entrenador culpándole de todo lo
negativo y manteniendo la auto gestión de una plantilla después de ir sorteando
obstáculos durante la temporada. Puedo comprender que Chus Mateo no guste como
entrenador o no caiga bien, pero lo que no puedo aguantar es que se dude de su
trabajo durante el año y por supuesto, que se le falte al respeto humano.
Porque de eso va a ir este artículo de opinión. Ir
sobrepasando todo lo que se ha dicho del entrenador del Real Madrid en los
últimos meses y cómo se han ido dando la vuelta todos los comentarios vejatorios
e incluso oportunista que también llegada del mundo del periodismo. Chus Mateo
ha tenido que lidiar con más de 80 partidos y cuatro títulos importantes sólo cuando
el equipo “no daba la talla”. Afortunadamente, en mi modesta opinión, Chus
cumplió llevándose la Supercopa Endesa, no tanto en la Copa del Rey donde se
esperaba al menos la final y sorprender a propios y extraños siendo el culpable
de la consecución de la Undécima. Diferentes opciones y resultados, pero las
redes sociales se inundaban de ninguneos y faltas de respeto al entrenador que
se ponía el traje a diario para dirigir a uno de los mejores clubes de Europa. Demoledores,
hirientes en muchos casos, parecidos a los que recibió Pablo Laso en años
anteriores con una sola salvedad, en la época Laso, sí importaban los
resultados. Porque en Madrid no importaban los resultados del equipo, sino los
ajenos. Siempre comparando con los resultados de éste en Liga Endesa y éste
otro en Euroliga donde, a pesar de estar igualado el Real Madrid con ellos en
la clasificación, los blancos estaban a años luz de competir con ellos. Como
digo, los resultados pasaron a un segundo plano, se buscaban entrenadores y
estrellas que debían mejorar el equipo y hasta se empezaba a meter miedo con las
situaciones contractuales de jugadores que no habían abierto la boca. Esto
precisamente, lo pongo en el haber de Chus Mateo. Controlar y filtrar a su
vestuario de los típicos mensajes nocivos que año tras año entran en las redes
sociales intentando desestabilizar una temporada “tranquila” de un equipo con aspiraciones
en todas las competiciones.
No, no voy a hablar de resultados. Eso lo haremos en otro
post siguiendo, ofreciendo datos y no tanto relato como se ha venido leyendo en
los últimos meses. A pesar de que los resultados te ofrecían la posibilidad de
llegar a ver un partido más en competición, el relato te volvía a inculcar el
pánico de no haber conseguido ganar a un equipo durante toda la temporada, la
posibilidad de no tener ventaja de campo en playoffs o simplemente no poder aguantar
el ambiente de una pista extranjera y ahondo más, quejarse de que tu propia
afición no llena el WiZink Center y que los que van, apenas animan. Dramas, continuos
dramas sobre problemas lógicos de un equipo en plena competición. Eso ocurría
con Pablo Laso, pero es que con Chus Mateo se ha intensificado hasta
multiplicarse con mil. Y quizá Chus Mateo sea mejor entrenador que Pablo Laso,
lo que pasa es que el vitoriano tiene el cielo ganado del madridismo – y el mío
propio – por lo conseguido en Madrid los once años anteriores. Sí, su trabajo. Ese trabajo que no permitimos
realizar a Chus Mateo ni siquiera cuando las estadísticas le avalan. Ni cuando
se convierte en el primer entrenador en remontar un 0-2 en Playoffs de Euroliga
o ser de los pocos (me falta el dato) en ganar la Euroliga en su primera
temporada. Lo gracioso de todo esto, es que sí fue avalado cuando en época de
Coronavirus, logró vencer al todopoderoso CSKA Moscú en 2021 con 6 jugadores
del primer equipo y 3 juniors, por culpa de los contagios existentes en la
plantilla, incluido Pablo Laso. Las cosas que tiene la vida.
Y llegó la ansiada undécima, donde millones de madridistas
sacaron su madridismo a la calle. Aparecieron los gestos de grandeza de los
jugadores, las fotos, los lagrimones, la canasta final de Sergio Llull. Y esta
vez sí aparecieron los mensajes hacia la labor de Chus Mateo, los gestos de arrepentimiento,
aunque a algunos le costaba hacerlo al 100%, ya sabéis, tirando ahora de “resultadismo”
y de momentos puntuales de la temporada (más minutos para éste, menos para
aquél). Todos nosotros lo hubiésemos hecho distinto, pero nadie lo hubiese
realizado entre insultos e indiferencia. Pero hemos tenido que esperar a
mediados de mayo para darnos cuenta de la situación y ha tenido que ser tras la
consecución de un título porque quizás, de no haberlo conquistado, el
aficionado y cierto sector de la prensa, seguiría en sus trece de desmerecer a
Chus Mateo y no solo laboralmente. Y lo cierto es que, Chus Mateo va a dirigir
al Real Madrid más partidos que Pablo Laso en cualquiera de sus temporadas
pasadas. De ser tan malo o no dar el perfil para entrenar a un Real Madrid,
resulta que superó los 87 partidos de la temporada 2020/2021 y los 86 partidos
de la temporada 2021/2022. Chus ha llegado a los 90 partidos durante la final
de la Liga Endesa. Ahora, en pleno verano, todos recordarán los hechos, los
títulos… en resumen, los resultados. Y tratarán de engañarte con que ellos
siempre habían confiado, que nunca atacaron a Chus Mateo más allá de los
resultados del equipo en un partido u otro. Pero como os he indicado aquí, los
resultados es lo de menos cuando te están faltando al respeto diariamente hagas
lo que hagas.
A mí me convenció desde el primer día. Pedía resultados y me
los ofreció. Pedía pelear los partidos y me lo concedió. No pedía títulos y me
ha regalado 2 títulos en sus 3 finales disputadas. Y como yo sí buscaba
resultados no puedo nada más que coger su hoja de ruta y ver 88 partidos con un
balance de 64-24 que vino acompañado de tres títulos, los primeros suyos de
verdad. Y yo que me alegro, porque no le pido lo mismo que a un entrenador
cualificado y experimentado. Aunque lleve toda la vida como entrenador, Chus
Mateo es un entrenador novato para un equipo de tanta responsabilidad como es cualquier
equipo aspirante para ganar una Euroliga. Yo no sé cual será su futuro, no
depende de mí, Lo que sí tengo claro es que le estaré agradecido por su trabajo
realizado durante la temporada y por su empaque a aguantar todas las críticas
fuera de tono, no tanto las deportivas como sí las personales, con buen humor y
con la confianza de su familia, de su equipo técnico y sí, de sus jugadores. Para
finalizar levanto mi cerveza para brindar con Chus Mateo porque a mi esta
temporada me ha demostrado que es un gran entrenador y una mejor persona.
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